Un conejo le preguntó: “¿Podría sentarme como tú y pasarme el resto del día sin hacer nada?”.
El Cuervo respondió: “Claro, por qué no.” Así pues, el conejo se sentó en el suelo junto al árbol y se quedó dormido.
Un zorro saltó sobre el conejo y se lo comió.
Moraleja de la Historia:
Para pasarte el día sentado sin hacer nada te hace falta estar sentado muy alto.
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